Semana Santa en Palestina bajo la ilegal ocupación de Israel

miércoles, 20 de abril de 2011


Todos los países del mundo gozan de libertad de tanto de culto como de credo, pero en lugares como Palestina, el lugar en donde el cristianismo nació no se permite libremente.


Como muchos sabrán la semana santa es una celebración del mundo cristiano y para muchos es aun más importante que la natividad de Cristo por el hecho de que en estas fechas fue cuando Jesucristo resucito de entre los muertos basando en esta la Fe de todo Cristiano. Cada día de la semana santa tiene su celebración particular; por ejemplo el día lunes es el de la higuera estéril que al no dar fruto, es condenada. El martes cae en la vigilia de las vírgenes sabias quienes, al contrario de sus hermanas necias, se encontraban preparadas cuando llegó el Señor a medianoche.


El enfoque del miércoles está en el arrepentimiento de la mujer pecadora y se hace un gran énfasis en los oficios litúrgicos para comparar a esta mujer, una pecadora que se salva, con Judas, el apóstol elegido que se pierde. Ella da todos sus bienes a Cristo y le besa sus pies; Judas, con un beso traiciona a Cristo por dinero.


La vigilia del Gran Jueves Santo es exclusivamente dedicada a la Cena Pascual que Cristo compartió con sus doce apóstoles. El tema principal de este día es la Cena misma. La principal característica del viernes es la lectura de 12 textos seleccionados de los Santos Evangelios, todas las cuales son relatos de la pasión de Cristo.


Todos los Cristianos Ortodoxos esperan con ansias estos días del año ya que para el día sábado en la tumba vacía de nuestro Señor Jesucristo se da lugar un milagro llamado “El milagro del fuego Santo” también conocido como "El más grande de todos los milagros Cristianos". Este tiene lugar cada año, a la misma hora, de la misma manera, y en el mismo lugar.


La celebración toma lugar en la mal llamada Catedral del santo sepulcro; cuyo verdadero nombre es la Iglesia de la Resurrección y por los últimos 2000 años del sepulcro de Cristo sale un fuego que más bien es una luz que no quema a las personas y todo esto es seguido por otras tradiciones y celebraciones propias de la tierra de Palestina.


El gobierno israelí todos los años trata de impedir a toda costa que los palestinos (y ortodoxos en general) celebren la semana santa y en particular el milagro del fuego santo y para hacerlo no escatima esfuerzos ya que son capaces de poner barreras y crear checkpoints donde antes no lo había, dificultando el paso de creyentes.


¿Pueden siquiera imaginar lo que es estar en tu propia tierra y que para visitar los lugares sagrados tengas que solicitar permisos?


Por la celebración de la Pascua, las personas cristianas palestinas que viven fuera de Jerusalén en Gaza y Cisjordania se les exigen solicitar un permiso para acceder a sus lugares sagrados en Jerusalém. Se estima que sólo 2000 a 3000 palestinos cristianos obtienen dicho permiso. Muchos musulmanes también tienen dificultades para acceder a sus sitios sagrados. Sin embargo, los judíos no necesitan solicitar ningún permiso.


Obviamente ese sistema de permisos establecido por Israel es una violación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y todo esto sin contar con la fuerte presencia armada por parte de la fuerza militar de la ilegal ocupación de Israel que impide el ingreso de creyentes a lugares como la Iglesia de la Resurrección entre otros, negando inclusive cosas como orar, prender velas e interponiéndose a la marcha realizada por los miembros de los Boy Scouts en las calles milenarias de Palestina, eso sin contar que tienen que soportar sus risas y burlas a las oraciones. Como ellos no creen en Cristo todas sus oraciones son irrespetadas.


Lo mismo ocurre con los palestinos musulmanes cuando van a rezar a sus mezquitas, deben soportar todas estas burlas de los ocupantes. Cosas que indignan inclusive a extranjeros que viajan con el único motivo de celebrar esta semana tan importante para cristianos del mundo entero.


Da pena e indignación saber que otros no puedan gozar de su libertad, pero más pena e indignación me da el solo hecho de pensar que siendo los palestinos personas de tanta fe y tradiciones milenarias no se les permita vivir su Fe libremente, sino en constante miedo y represión, lo que no saben los israelíes es que ese fuego santo que no quema y que sale ininterrumpidamente todos los años desde hace cientos de años en ese mismo lugar, en ese mismo día y en esa misma hora es la señal de que nuestro señor Jesucristo esta con su pueblo y que permanecerá junto a su Iglesia hasta el final de los tiempos.

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