Cuenca, la ciudad de los cuatro ríos!

miércoles, 30 de noviembre de 2011


Definitivamente del día Jueves al Viernes había tenido las mejores horas de sueño del viaje, sentían que eran las 9 cuando en realidad eran más de las 10 y media de la mañana, del otro lado de la puerta, en el pasillo escuchaba a Melodie pasar, decidí entonces levantarme y lavarme la cara; en este día iríamos a recorrer las ruinas de Pumapungo, pero antes iríamos a buscar un lugar donde comer comida típica cuencana y luego a recorrer las partes de la ciudad que faltaba conocer.




En el momento del desayuno estuvimos planeando las actividades del día, no me había reportado con mi amiga Marthita y el grupo, pero sabía que en alguna parte de la ciudad me los encontraría ya que sabía que tenían pensado hacer turismo por la ciudad. Unos minutos más tarde estábamos en el centro de la ciudad y nuestra primera parada fue la Catedral de la Inmaculada Concepción, el primer día en Cuenca había estado en el lugar, pero las puertas estuvieron cerradas asi que no pude apreciarla desde adentro, ahora que estaban atendiendo fuimos para ver el lugar. Este templo es sin duda una bonita obra de arte, muy grande (Es si no me equivoco  el templo más grande en el Ecuador) y mientras caminaba con Melodie íbamos hablando sobre temas relacionados al lugar, Melodie me preguntaba y yo le respondía en la medida que conocía por estar en la Iglesia Ortodoxa. En la entrada te recibe una estatua inmensa de Juan Pablo II y el arte en el lugar era muy interesante en especial como se veían las cúpulas desde adentro de la catedral, los cuadros de las estaciones y el lugar donde el sacerdote oficiaba la misa. Muchas de las personas que estaban en el lugar no mostraban un ápice de respeto, tomándose fotos en lugares en el lugar que les daba la gana; situaciones y comportamientos con los que no me encontraba cómodo, pero supongo que no es la culpa de esas personas, nadie tal vez supo explicarles de pequeños la importancia de guardar un poco respeto en lugares como una iglesia, y aunque no se trate de la verdadera al menos la intención de guardar el respeto a Dios cuenta.


Salimos después de algunos minutos, eran un poco más del medio día y nuestra primera opción de almuerzo fue un restaurante justo a lado de la catedral donde estábamos. El nombre del local era “Raymipampa” y había una pequeña columna para entrar, Melodie al parecer conocía a los dueños y nos consiguieron una mesa, luego de sentarnos y traernos el menú nos pusimos a conversar bastante sobre nuestros pasados, hubo mucha tela que cortar y fue mejor así ya que de esa forma hicimos algo de tiempo hasta la llegada de nuestros almuerzos. Habíamos pedido el mismo plato que consistía en carne, hornado, morcilla, locro y más; un mix que salió bastante delicioso, el plato estaba lleno, pero el hambre pudo más y fue así como pasamos los siguientes 40 minutos entre buena comida, buen ambiente (en especial la vista del parque desde la ventana del restaurant) y sin duda una buena compañía.


Salimos del lugar y bajamos por algunas calles del centro, Melodie quería mostrarme la casa que había pertenecido a sus abuelos y que tenia algunas décadas encima, llegamos luego de caminar unos 15 minutos y en la esquina de aquella intercesión se levantaba una casa de dos pisos bastante bonita y simpática, nos preguntamos que tal hubiera sido vivir ahí y de los pocos que guardaba ella de aquel lugar que algún día planea recuperar.  No dejaba de preguntarme que se sentiría ese sentimiento de pertenencia a un lugar físico, en mi vida no solo he sentido eso por mi ciudad, pero no por una casa… en el transcurso de los últimos 20 años pase por algunos cambios de casa donde no me quedaba un tiempo mayor a los 5 años, luego de irme de ellos sentía la obvia nostalgia, pero no ese sentimiento bonito de pertenencia, tal vez en un futuro no muy lejano Dios me permita sentir eso que muchos le llaman hogar.


Caminando y bajando por las calles de la ciudad llegamos a un convento de monjas que es famoso por los dulces que en dicho lugar se preparan y venden y es que una de las cosas por la que Cuenca es conocida es sin duda por sus dulces, compramos algunos de mucho tipo, la gran mayoría chocolates y cocadas para mi regreso a Guayaquil y para el camino. Unos pasos más adelante nos encontramos con una tipo librería donde vendían bastantes libros usados, me tope con algunos de una editorial que solía leer mucho de niño y Melodie encontró un libro de anatomía que separo para recoger la semana que seguía. Llegamos a unas escalinatas las cuales llevaban a uno de los puentes del rio, pasamos por esos ambientes disfrutando del paisaje y me gusto el hecho de que inclusive haya la facilidad de sentarse a orillas del rio lo cual de hecho hicimos, en los próximos minutos me quede acostado en la hierba mirando al cielo, el sonido del agua chocar con las rocas lograron el ambiente perfecto para el descanso que buscaba, me sentía en paz.


 
 

Avanzamos en dirección al parque donde los vendedores ambulantes ofrecían sus productos, otros artistas vendían sus cuadros y pasar entre el mar de gente que se había formado en aquellas veredas se torno insufrible, más adelante tomamos el camino al llamado “puente roto” que había sido uno entero solo que el rio (no me pregunten como, con lo calmado que me parecio) se lo llevo, ya con la mitad de la estructura en pie optaron en dejarlo como atractivo turístico donde en sus bases se pueden encontrar más vendedores de cuadros y uno que otro cantante urbano; ya arriba del puente dos policías nos ayudaron tomándonos unas fotos y seguimos el sendero en dirección a las ruinas de Pumapungo. El Banco Central estaba casi cerrado, el museo no estaba atendiendo, pero el paso a las ruinas que están colocadas en la parte trasera del edificio si estaban abiertas al publico. Desde ese lugar se sentían corrientes cada vez más heladas a medida que el sol se ocultaba, tuve la oportunidad de ver los hornos de ladrillos hechos por la compañía de los Jesuitas y pudimos apreciar desde lejos el parque de abajo, tratamos de bajar pero un guardia apareció diciendo que ya estaban cerrando todo el lugar, ya saliendo del lugar pude ver algunas llamas que estaban siendo metidas a sus cercas.






Subiendo por la calle llegamos a un bar cafetería llamado “CoffeeTree” que por lo que se también tiene sucursales en Quito y donde se estaba presentando un grupo de Jazz, sin pensarlo 3 veces nos quedamos en ese lugar y pedimos algo para beber sin imaginarnos que estaríamos ahí gran parte de la noche.  Estuvimos hablando del pasado y para sorpresa de ella resulte ser del tipo “romántico” por las historias que le contaba que inclusive fueron usadas para bromas en momentos posteriores.  Justo después de la presentación del grupo llegaban a lo lejos mi amiga Marthita y compañía quienes estaban también recorriendo la ciudad y nos acompañaron en la mesa contigua. Luego de algunas horas de charla y bebidas nos estábamos dirigiendo sin rumbo fijo por las calles aledañas hasta llegar al mismo rio de la tarde, pero por otro lado. Nos detuvimos justo en un lugar donde se escuchaba la música de rock latino que estaban poniendo en un hotel que estaba en la otra orilla del rio, nos sentamos un rato casi sin pensar en lo peligroso que era estar a esas horas sentados en un lugar como ese.  Ya eso no importaba, estas eran mis últimas horas en la ciudad de los cuatro ríos ya que a la mañana siguiente tendría que regresarme a Guayaquil, no sin antes pasar por el parque nacional de “El Cajas”; no quería levantarme de aquel lugar pero debíamos buscar un taxi para regresar a la casa, este había sido un día demasiado bueno, lleno de muy gratas experiencias.

Redescubriendo Ingapirca

lunes, 21 de noviembre de 2011


Habiendo descansado un poco del viaje y del trajín del primer día estábamos en pleno día Jueves y 5 minutos luego de abrir los ojos se me ocurrió llamar a una amiga para consultar sus planes del día; anteriormente habíamos comentado la idea de ir hasta Ingapirca solo que aun no se había confirmado una fecha la cual podría bien haber sido el Viernes o el Sábado, para alegría mía se había decidido que ese Jueves sería el día de la expedición. Tomando algo de fuerzas para caminar hasta el baño y lavarme la cara y los dientes trataba de acostumbrarme al clima frio y a las trampas mortales en las que se convierten los baños con una temperatura un poco mayor a los 10 grados.

En la sala ya me estaba esperando levantada mi amiga Melodie y su mamá quienes estaban terminando de preparar el desayuno, el cual consistía en tostadas, jugo y frutas acompañadas obviamente de una buena taza de café caliente. El televisor estaba prendido, al parecer tenían la agradable costumbre de escuchar música de los 80 a los 90 mientras comían en la mesa. La mamá de Melodie siempre muy atenta trataba de hacerte sentir como en tu casa, me averiguaba todas las actividades culturales que habría en la ciudad en esos días por las fiestas. Como no suelo rechazar una conversación interesante perdí la noción del tiempo mientras intercambiaba experiencias con mis buenas samaritanas y tenía pocos minutos para ir hasta el hotel para reunirme con los demás y salir para Ingapirca, por suerte no fue nada que un viaje en taxi no pudiera solucionar y obviamente la típica excusa ecuatoriana de “en 5 minutos estoy llegando”, luego de 15 minutos habíamos llegado al hotel y en cuestión de segundos salimos en dirección a Ingapirca nuestra guía hasta las tan famosas ruinas Incas no sería otra que la aplicación de Google Maps, cuyo apodo por la voz que usaba en las instrucciones de rutas que daba sería “La señora”. Luego de llenar el tanque partimos, en el  camino Melodie fue mostrándome el lugar donde se encontraba estudiando su carrera universitaria y de sus travesías para poder llegar hasta ella.


Luego de 45 minutos de viaje habíamos llegado a Ingapirca, bueno en realidad a la calle Ingapirca, resulta que la aplicación confundió nuestro destino con una calle del mismo nombre lo cual nos hizo salir un poco del camino, pero preguntando a las personas adecuadas ya nos encontrábamos nuevamente en el camino, sucedieron algunas escenas graciosas mientras una amiga preguntaba el camino hasta las ruinas como una señora que tuvo un susto de muerte lo que provoco las risas de todos los presentes en el carro. Pronto el camino dejaría de ser de asfalto para ser de piedras y polvo, nos llamo la atención que durante el viaje de ida hayamos visto pasar corriendo a dos chicas por el carretero, no podíamos entender algún motivo en particular para la conducta de la señora en querer correr algunos kilómetros y peor aun el como unos metros más adelante una tercera chica se les había unido a la travesía, y así iban las tres haciendo carrera para llegar a un destino que todos nosotros ignorábamos pero que nos parecía un tanto gracioso; decidí entonces sacar la cámara y tomar fotos del paisaje que cada vez se ponía mucho más bonito, pero la amenaza de una fuerte neblina nos asechaba con la promesa de que nos acompañaría por el resto del viaje.


Con una consulta más habíamos por fin dado con la localidad aledaña a las ruinas, llegamos hasta un parqueo y nos estaba recibiendo un frio poco agradable; ya con dos buzos encima y luego de estornudar 10 veces continuamos la travesía, esta vez serían unos 15 minutos a pie donde estaban el museo, las tiendas de recuerdos, artesanías, puestos de comida y almuerzos varios y por supuesto la entrada a las ruinas. Como ya se los había comentado el lugar había sido invadido por la neblina y mientras comprábamos los boletos para entrar (cual parque de diversión) fuimos a la fila, Melodie había dejado encargado unas papas fritas las cuales estarían listas al momento de nuestra salida del lugar. Siendo nuestro turno para entrar nos recibió nuestra guía, su nombre era Isaura y no tenia nada que envidiarle a Jefferson Pérez ya que nadie caminaba y se movía como ella por el paramo. Luego de las instrucciones de Isaura comenzamos nuestro paseo mientras nos daba datos curiosos, culturales e históricos de lo que antes solía ser Ingapirca.

Ingapirca es un complejo arqueológico ubicado a unos 3.120 metros de altura, sus construcciones son de origen Inca y según estudios era utilizado como observatorio del sol y la luna, además era un lugar de adoración y veneración al sol quien fue el máximo Dios para los Incas. Isaura nos explicaba que Ingapirca es una palabra quichua que significa “Muro del Inca” y siguiendo la ruta marcada por el recorrido nos iba explicando este y otros datos interesantes sobre el complejo y de los intentos por tratar de preservar este legado de la cultura incásica. Fuimos encontrando muchas llamas en el camino y con dificultad a la distancia podíamos alcanzar a ver el “Templo del Sol” debido a la fuerte neblina presente. Pasado unos 20 minutos Isaura nos daba desde ya la advertencia de que en el templo del Sol solo podríamos estar solo un total de dos minutos, los cuales en realidad fueron 5. Aun con la neblina presente se podía admirar un bonito paisaje desde la cima del templo e inclusive me pareció haber visto lo que parecía ser una especie de alcantarillado Inca.



Una vez terminado el recorrido Melodie me convenció para ir por unas postales y luego la acompañe a ver sus papas fritas las cuales no sentía en mis dedos por el frio que tenia sin importar lo calientes que estaban, mientras caminábamos hacia el carro había empezado a llover sobre nosotros por la cantidad de niebla acumulada ahí, ya en el carro me dedique a comer toda la comida chatarra que había comprado en el lugar y luego de unos minutos empecé a recuperar el calor en mis manos. Ya de regreso en Cuenca tomamos caminos separados en el centro comercial Millenium Shopping y fuimos a descansar un poco a la casa. En esta ocasión la noche nos tenía preparado una noche de relax, viendo películas en casa, comiendo y conversando amenamente solo que antes de dormir pude ver en mi Twitter que me habían preguntado la ruta hasta Ingapirca y si podía usar el Google Maps, obvio que le advertí que no lo haga, le brinde algunas indicaciones y que para más información que consulte con las personas del lugar. No siempre es bueno confiar en una maquina en un viaje. 

Cuenca, una noche de vino y vacas locas!

viernes, 11 de noviembre de 2011


Luego de algunos meses sin poder disfrutar de un buen viaje tuve la oportunidad de pasar unos días fantásticos en Cuenca, gracias a una rápida decisión y la buena voluntad de una amiga y siendo las 3 de la mañana del 2 de Noviembre el viaje esta decidido y una hora más tarde estaba ya arreglando mis maletas. Mi buena samaritana y compañera de viajes iba a ser Marthita quien iría en un principio con 5 amigas suyas y el novio de una de ellas, estando listos el viaje por carretera comenzó cerca de las 8 de la mañana, en nuestro carro iba conduciendo un chico llamado Carlos el cual trabajaba con el papá de ella.

El viaje no duro más de 3 horas y siendo las 11 de la mañana ya estábamos en el hotel donde el grupo se quedaría. Gracias a un mensaje por Facebook que envié a una amiga que residía en Cuenca a las 3 am ya para las 4 y media tenía confirmado un lugar donde quedarme, y entonces una vez que el resto se terminara de acomodar solo me faltaba esperar a mi amiga. Su nombre es Melodie, antigua y fiel lectora de mi Blog con quien había comenzado una bonita amistad hace aproximadamente 4 años atrás y que por cosas de la vida se encontraba viviendo en Ecuador, esta seria la segunda vez que nos veríamos en persona, pero el sentimiento al verla es como tratar con un amiga de muchos, muchos años y no hay nada que me guste más que compartir momentos de mi vida con personas de mi entera confianza. Cuando ella se había bajado del taxi el resto del grupo se había adelantado a comer en un restaurante llamada el “Pavon Real” y con unas vagas indicaciones de donde quedaba el local procedimos con su búsqueda la cual culmino rápidamente gracias a la bondad de 2 señoras que gentilmente nos habían proporcionado la dirección completa.


Recuerdo haber pedido un plato de camarones y la comida en el lugar no estaba mala, lo único de lo que podría quejarme fue el tiempo de espera, luego de disfrutar de nuestros respectivos platos tomamos caminos separados, el resto tenia planes de asistir a un concierto de noche, mientras yo planeaba conocer la ciudad y obviamente liberarme un rato de mi maleta. Entonces nuestra próxima parada fue a la casa de mi amiga Melodie, cogimos un bus mientras íbamos conversando en el camino, algo que siempre me maravillo de ella fue su fluidez al hablar el español y obviamente su forma única de ser. Luego de 20 minutos de viaje habíamos llegado a su casa, un departamento con decoraciones color rosa que lo hacían parecer un sueño surreal, en la casa nos recibió la mama de mi amiga, una persona siempre presta a ayudar , agradable y de buen corazón quien aparte de su hija me hicieron sentir como en mi casa todo el tiempo. Conversamos durante mucho tiempo, hablando de como nos habíamos conocido, recordando los múltiples mensajes que nos habíamos enviado en los últimos años, intercambiando impresiones, etc. La mamá de mi amiga nos había ayudado con algunos programas sobre las actividades que habrían en la ciudad por las fiestas y luego de probar algunos dulces (Melodie tiene una gran debilidad hacia ellos) salimos hacia la ciudad.


Visitamos el centro de la ciudad, en el pude ver por afuera la Catedral de La Inmaculada Concepción siendo esta la iglesia o catedral más grande del Ecuador, hecha de mármol su edificación comenzó en 1885. En un principio Cuenca me atrajo por su arquitectura, no terminaba de aprenderme bien las calles ya que una se parecía más a la otra, caminamos y caminamos conversando de muchas cosas y luego de mucho andar entramos a una cafetería por algo de tomar lo que luego seria unas cuentas copas de vino tinto y algo de picar. El ambiente era encantador, con familias compartiendo momentos agradables y otros solitarios que trabajaban en sus laptops, por afuera en las calles todos iban y venían y nuestra charla cada vez iba mucho mejor; luego uno de los chicos de la otra mesa mostro su gusto por mi amiga pero el pequeño andaba muerto de miedo de hablarle, su padre y abuela le animaban pero eso solo lo hacia dudar más. Antes de irse el pequeño se animo y se despidió de Melodie y aun cuando era cargado por su padre desde la calle seguía despidiéndose de ella.



Como era la apertura de las fiestas de la ciudad salimos de la cafetería hacia el centro de la ciudad para ver un evento conocido como “Las vacas locas” que eran uno muñecos tipo año viejo que eran cargados por alguien y que a medida que pasaba el tiempo iban reventando y explotando en colores, antes de que ellos salieran la fiesta local era animada por la banda del ejercito nacional, Melodie se preguntaba como ellos le hacían a lo que yo le respondí: “Es el ejercito nacional, saben hacer de todo menos combatir” luego de algunas risas y algunos encuentros con amigos y conocidos de Melodie dio inicio el evento de los juegos pirotécnicos, la gente empezó a rodear a las así llamadas “Vacas locas”, estas empezarón a danzar dentro del circulo que se había formado, eran un total de dos vacas, una cafe y y la otra blanca y cada vez que se acercaban a las personas estás se asustaban por las posibles explosiones que se vendrían y una vez terminado su acto la mirada de todos los presentes se había enfocada en la torre, llena de explosivos que reventaban de variadas formas, piso por piso hasta llegar a la cima donde había uno que al prenderse salió volando dando giros en su propio eje.


Un gran espectáculo y un día digno de recordar, para ese momento estaba cansado y no soportaba mis piernas así que regresamos en taxi a la casa para descansar, nos esperaba una excursión a Ingapirca al día siguiente.

Danzárabe presenta: Maláikah

lunes, 7 de noviembre de 2011



Danzarabe presenta:

"Maláikah" (Ángeles)

DÍAS: Domingos 13, 20 y 27de Noviembre del 2011

HORA: 19:30 P.M.

LUGAR: Teatro Centro de Arte

Entradas a la Venta: Centro Educativo Árabe, Av. Primera 1242 y Costanera (Urdesa Central)

Telfs: 042388989 - 042381216 - 042880181

La presentación anual de Danzarabe, sera para los días 13, 20 y 27 de Noviembre en el teatro Centro de Arte de la ciudad de Guayaquil. Este como todos los shows promete una gala de cultura, arte y un espectáculo visual de gran calidad que solo la única escuela profesional de Danzas Árabes del Ecuador puede ofrecer.


Para más información pueden visitar:

http://www.danzarabe.com.ec

http://www.facebook.com/pages/NEME-Danzárabe/

Dirigido por Néme Quintero Touma