Ya son 7 años desde tu partida y sigo aun sin olvidarme de las
cosas que nos enseñaste, fuiste una persona con grandes virtudes; responsable,
excelente estudiante, un líder que nunca le negó la mano a un compañero en
desgracia. No era necesario haber sido amigo tuyo por años para darse uno cuenta
de la calidad de persona con la que estabas tratando. Puede que aun nos
preguntemos la causa de tu partida, pero entendemos en el fondo de nuestros
corazones que Dios tenía otros planes para ti, muchos más grandes y más allá de
nuestro entendimiento humano.
Nunca olvidare todos esos buenos momentos, cuando siendo
presidente del curso tratabas de poner el orden (sin éxito) o de cuando nos incentivabas
a ver las cosas desde una perspectiva totalmente diferente, de la paciencia que
nos tenías y de nuestras conversaciones en las cuales solías decirme lo mucho
que “admirabas” mi forma de ser o vivir, cuando era yo quien admiraba y deseaba
al menos tener una de las tantas virtudes que en vida y después de ella sigues
teniendo. Acordarme de ti es volverme a acordar de Ronald y las empanadas que
nos invitaba, de Willy y su cámara captando todo, de Fernando hablando francés,
de Cesar siempre haciendo competencia vencidas conmigo y el curso entero, de Danilo
y sus nuevos cortes de pelo, de Darwin y su complejo de hijo hacia Cesar, de
Henry y su famosa frase “Fresca la menestra”, etc, son tantas personas y tantos
recuerdos que acordarnos de ti es acordarnos de todos. Lamento si no te he
recordado como te lo mereces y es increíble que hayan pasado 7 años desde entonces, y siento a veces que todo lo que ocurrió pertenece a otra vida. Nunca he sido de las personas que llora con
facilidad, pero una de las contadas ocasiones en que eso ocurrió fue cuando me
entere de tu partida, sencillamente no podía entender como una persona tan
buena se haya tenido que ir, solo espero que Dios sepa perdonarme por todas las
blasfemias que dije en aquel entonces al no saber entender la razón de todo lo que
estaba pasando.
A raíz de todo lo acontecido trate de darle un mayor
significado a mi vida, un destino mayor, discúlpame si te he fallado, si no he
dado lo mejor de mi, si no he aprovechado mi tiempo en esta tierra como debería
haberlo hecho. Cuando este tiempo haya pasado y si en un futuro llego a tener
hijos me asegurare de que ellos conozcan la historia de Jorge Luis Caicedo Veliz
también conocido como “El Caice”, de su vida, sus logros y sus aventuras. La
historia de un guerrero que nos enseño a través del ejemplo a ser mejores seres
humanos, a unirnos como hermanos.
El Caice esta aun con nosotros, siempre acompañándonos,
siempre apoyándonos; como en el colegio, como solo él sabia hacer. ¡Memoria
Eterna! Para ese amigo incondicional, que aun esta pendiente de nosotros y al
que algún día espero volver a ver; hoy estás en nuestras oraciones, mañana en
nuestros recuerdos y por siempre en nuestros corazones.
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