En este corto tema pretendo tocar brevemente las horas previas a mi ultimo viaje que aunque estuvieron llenas de lo mismo tuvieron su carga de simbolismos ya sea por el trato, cariño y detalle de unos pocos que si duda me dieron el impulso suficiente para este gran paso; la cantidad de personas que estuvieron a mis espaldas fue realmente sorprendente, hubieron desde los que me desearon suerte hasta aquellos que por mensajes de texto quisieron saber de mi estado, pero por ahora solo tocare un par de esos casos.
En mi determinada búsqueda por una cámara al parecer Murphy tenia la jugada ganada, y es que a falta de una propia por razones ajenas al hecho de no tener una, estaba encarando la posibilidad de salir de viaje sin una; ya casi a punto de perder mis esperanzas y de nomas embarcarme al viaje sin nada con que captarlo físicamente tuve la gran suerte de tener la ayuda de mi Gabe, la misión entonces era de hacerme con la cámara antes de las 10 de la noche y fue cuando recibí la llamada de José Fernando (el novio de ella) quien me podría facilitar la misma y lo que fue un paseo para ver dicho objeto se torno en una interesante salida ya que pude intercambiar mucha información del todo interesante con el mismo, y muy aparte de todo lo que se hablo en esa ocasión esta la manera atenta con la que se presto en ayudarme en todo lo que me hacia falta para el viaje y lo digo ya que no hay mejor cosa que tratar con personas y seres amables, quienes demuestran un gran interés por tu bienestar; esa noche partí rumbo a mi casa pensando en lo maravilla que esa persona es y más aun el hecho de al menos ser la mitad de ser humano que ya es.
Eran cerca de las 10 de la noche y estando ya en el terminal estaba confirmado otra gran encuentro; era el de un gran amigo que como pretexto de mi ida deseaba sentarse y tomar una taza de buen café para entre cosas hablar sobre uno de los temas que más nos apasiona que era por supuesto los viajes! Por la falta de tiempo no alcanzamos a tomarnos ese café, pero lo que si hicimos fue charlar hasta la hora de mi salida; mientras le describía con lujo de detalles mis planes para los días siguientes pude comentarle sobre la siempre presente ansiedad al viajar solo (como de costumbre lo hago) y también para exponerle algunas de las resoluciones a las que había llegado en lo que iba a esa semana: La diferencia entre valentía y temeridad y La diferencia entre prudencia y cobardía. La diferencia entre la inteligencia racional y la inteligencia afectiva; dejarse llevar por la lógica o actuar escuchando al corazón aunque la respuesta escape a lo racional es donde nuestro corazón y fe obran milagros. Luego de despedirnos y seguir mi propio camino solo pude escribir y escribir…
En los siguientes días y mientras estaba aun fuera de la ciudad logre recordar la preocupación de mi mama al hecho de viajar por los últimos accidentes en carreteras y del como me negaba a sucumbir ante el miedo, también puedo decir lo contento que me pusieron un mensaje por Facebook, un mensaje de texto, aquella llamada que recibí a las primeras horas del día siguiente de haber viajado para saber sobre mi estado, la lista de cosas que pude hacer con éxito, inclusive el tenerla a ella presente por la luz de una vela y sobre todo aquel reporte diario de actividades que un hermano estaba siempre gustoso de saber solo me hicieron recaer en esta gran verdad: Uno lucha con y por sus amigos; no importa si están lejos o si estas solo, y es por eso que aunque físicamente lo haga; yo nunca viajo solo. Mientras seguía escribiendo en mi cuaderno y el carro avanzaba a su destino pude recordar las palabras de una amiga muy querida para mi:
“¿Cuál es el motivo interno de tu viaje?”
El Prologo de una nueva Aventura
lunes, 6 de septiembre de 2010
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