“No me inclino ante la creación en lugar del creador, sino me inclino ante el creador que se hizo creado como yo, y sin humillar Su dignidad o sufrir ninguna división, descendió a la forma de una criatura para glorificar mi naturaleza y hacerla participe de la naturaleza Divina. Por ello, con atrevimiento represento a Dios invisible no como tal, sino habiéndose hecho visible por nuestra causa a través de la participación en la carne y en la sangre. No represento la Divinidad invisible, sino por intermedio de la imagen expreso al Dios que fue visible.”
-San Juan Damasceno-
El primer y más antiguo icono de nuestro Señor, es el que se denomina “Mandylion” en ruso, “Akeropita” en griego o “No hecho por manos humanas” en español. La tradición de la Iglesia Ortodoxa nos cuenta que Cristo envió al príncipe Abgaro V de Edesa la imagen de su Santo rostro impreso milagrosamente sobre una tela, y luego de que Abgaro haya rezado fervientemente ante esta imagen, sanó de una enfermedad muy grave de la cual padecía.
El evangelista Lucas, siendo también un hombre instruido en el oficio de las artes, realizó el primer ícono de la santísima Virgen María, la cual al verlo exclamó “La gracia de mi hijo estará con este ícono”. El ícono mencionado se conserva en la Iglesia Ortodoxa hasta nuestros días y ha servido de ejemplo para los posteriores íconos de la madre de Dios.
Los santos íconos representan mucho más que una simple imagen de personas, de acontecimientos históricos, mártires, santos o simples adornos de un templo, el ícono es aquella imagen especifica que la Iglesia ha elaborado en el transcurso de su historia. En el ícono se expresa la totalidad de la Iglesia, del Cristianismo, la Ortodoxia como tal, por eso es IMPOSIBLE entender y explicar el arte eclesiástico fuera de la UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTOLICA Iglesia Ortodoxa.
El ícono es aquella imagen por la cual dieron su vida los mártires y confesores de la Fe en el período iconoclasta para defender esta tradición Apostólica. El vii Concilio Ecuménico realizado en el año 787 en la ciudad de Nicea formulo 22 reglas canónicas reivindicando y enseñando que la veneración de los santos íconos implica su disposición junto con la honorabilísima y vivificante cruz del Señor dentro de las Iglesias para que los fieles eleven sus mentes y corazones hacia el Señor Dios, la madre de Dios, y todos los santos en ellos representados.
El ícono no es simplemente un cuadro o un dibujo, sino que es una imagen, una representación en el sentido más completo de la palabra, son ventanas al mundo espiritual. La palabra ícono proviene del idioma griego “eikon” que simboliza la presencia y manifiesta la sustancia, esencia o naturaleza de lo que representa. Es un producto de la adoración y de la meditación desarrollada con paciencia por generaciones de iconógrafos; se realiza según las Sagradas Escrituras y la tradición eclesiástica, y no de la intuición, sensibilidad o abstracción individualista del autor. El iconógrafo es un instrumento que ejecuta una obra que va más allá del propio individuo, no debe por lo tanto reflejar su estado anímico o sensibilidad. De hecho ellos no firman los íconos.
La belleza del ícono proviene principalmente de la Verdad espiritual, no está en su estética o su belleza física, sino en los sentimientos místicos que despiertan en el que contempla y logra entender la belleza de los íconos más allá de sus figuras físicas. No vean al ícono lindo, no lo piensen feo, no lo critiquen como arte natural; en su desnaturalizada belleza transcendente está Dios; que escucha, aunque no le hablemos; acompaña aunque no lo busquemos; entiende aunque no lo entendamos y protege aunque no lo veamos. El ícono contiene en si mismo historia, tradición teología y arte; es muy importante tener en consideración siempre que los iconos deben diferenciarse de los cuadros comunes o foto. Las imágenes de ellos deben ser adecuadas a la tradición de la Iglesia Ortodoxa. Los íconos recién elaborados deben ser santificados en el templo y rociados con agua bendita. Así se tornan en objetos sagrados por medio del cual obre la gracia del Espíritu Santo y podamos vincularnos al mundo espiritual.
El ícono es una peregrinación hacia Dios por medio de la oración; una invitación a acompañar y seguir la vida del Santo que representa, invita a la conversión y señala que el hombre en su humildad debe hacer de la oración un estado permanente.
¿Qué son los íconos?
sábado, 11 de diciembre de 2010
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