Hace pocas semanas estaba pensando en esa frase debido a
ciertos sucesos que me han llevado a reflexionar aquellas 8 palabras, y es que
en un mundo regido por el consumismo estúpido y descarado no falta quien al pensar
que esta haciendo una buena inversión con su dinero lo único que hace es
malgastarlo; obviamente no voy a criticar el uso que le otros le dan a su
dinero ya que son libres de desperdiciarlo según como les parezcan, más bien la
premisa de este tema va enfocado al siguiente punto…
En el mes de Enero del presente año había tomado la decisión
de salir definitivamente de mi antiguo trabajo y con el dinero que recibí al
salir y con el que tenia ahorrado pensé que tenia mi vida parcialmente
arreglada por los próximos meses hasta al menos conseguir un nuevo empleo, con
lo que no contaba es que iba a tardarme tanto en conseguir uno nuevo. Como
podrán imaginarse ese dinero no me duro por siempre y llegue a un punto de
extrema necesidad ya que no podía seguir costeándome la vida que me venia
pagando en meses anteriores; y no es que fuera un derrochador empedernido, sino
más bien había dejado de ser aquel ser ahorrativo que desde pequeño era, quizá
el deseo de ahorrar para algo era bueno, pero el enfoque que le había estado
dando era el equivocado ya que en muchas ocasiones había llegado a ser egoísta
conmigo mismo.
Con el paso del tiempo empecé a gastar mi dinero de forma
muy poco responsable, sin un plan económico que me permitiera llegar hasta el
fin de mes y luego vino mi renuncia a mi trabajo en Enero, ese movimiento lo
había calculado hasta el último detalle o por lo menos así lo había pensado
pero no había contado con la larga espera hasta volver al mundo laboral. Con el
paso de las siguientes semanas el dinero que tenía guardado se fue gastando
hasta quedar en 0 y posteriormente un cierto cumulo de deudas que me habían
empezado a preocupar. Algo que con el tiempo he aprendido es que Dios siempre
nos enseña a valorar las pequeñas cosas de la vida y es que con ese leve
problema económico por el que pase empecé a revalorizar el significado de un
dólar, a ser más responsable con el uso de los 0.25 ctvs. que mi Madre me
alcanzaba a dar para ir a la Universidad y de las cuadras que me toco caminar
hasta la casa para ahorrar aquellos 0.25 ctvs. y es que siento que todo eso y
más era necesario que experimentara para reflexionar sobre muchos puntos en mi
vida que necesitaban ser pulidos y debidamente observados (Y aquí no me refiero
al ámbito económico, sino a un todo).
Ahora gracias a Dios he conseguido un nuevo trabajo y no he dejado de fijarme en las experiencias personales de otros cercanos a mi vida,
como por el ejemplo el caso de dos buenos amigos; uno de ellos “L.” quien con
su trabajo esta terminando de pagar la entrada para su propia casa con su novia
y donde planean comenzar la próxima etapa en sus vidas y sin olvidar también el
caso de mi amigo “X.” quien el día de ayer me invito a su casa para mostrarme
los avances que ha estado haciendo en la construcción del segundo piso de su
casa, su historia es muy interesante ya que ha sacrificado mucho en estos
últimos 2 años y medio para poder poco a poco levantar aquellas paredes que en
los próximos meses le servirán de casa para así también comenzar una nueva
etapa en su vida. Ilusionado mientras me explicaba que cosas quería poner en
esta o aquella pared, estaba compartiendo todos sus sueños para con su piso
conmigo y no podía dejar de sentirme tan feliz por el logro de mi amigo y me
hizo ver lo que con responsabilidad y trabajo duro y decente se puede llegar a
hacer y fue cuando el me mostro la baldosa de su cocina y fue cuando me dijo:
“Esta baldosa me costo 700 dólares, pude haberme comprado un iPhone pero
preferí invertirlo en esto; no necesito el iPhone necesito un lugar donde
preparar mis alimentos y lavar mis platos”, y pienso que en verdad nunca
necesite aquellos celulares caros que me compre o que gastar mi dinero en trago
no fue siempre la mejor de mis opciones, pero de eso se trata crecer; caer y
levantarse, siempre aprendiendo de los errores y seguir adelante.
Los dos
ejemplos de mis amigos sin duda me inspiran y enseñan que todo esfuerzo es
necesario cuando se le da un uso adecuado, que siempre es bueno tener
prioridades en nuestra vida y saber diferenciar entre lo que es necesario y lo
que no.
Ahora con una idea más clara de lo que quiero y necesito en
mi vida me embarco nuevamente en el mundo laboral sin olvidar todo aquello que
he aprendido y reflexionado en los últimos meses.
Las cosas según su uso y su necesidad.
Un saludo a todos!
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