-Una lagrima recorre mi mejilla, fluye del manantial seco
ahora lleno de vida que expulsa recuerdos lejanos y venideros; de un pasado que
acosa, de una mentira que crece, una figura se forma en la oscuridad mientras
una caja musical entona una canción de melancolía y tristeza.
“Sola, en un mar lleno de penumbras y sombras.
Sola, en un encierro de dolor, tristeza y desespero.
Sola, una pequeña lágrima brota y recorre mi rostro.
¿Es que acaso por ti lloro?”
-¿Quien eres tu? Aquella figura que a lo lejos observa el
acontecimiento de quien juro no soltar mas lagrimas en un mundo donde todos las
liberan, en mi estúpida rebeldía y tratando de ser diferente solo un escudo de
cristal cubre su exterior; es una pena, pero al mismo tiempo una dicha ver aquella lagrima recorrer su cuerpo.
Una chispa de luz brota de ella.
“Una sola pregunta con muchas respuestas.
Una sola pregunta que vaga en mi cabeza.
Y mientras pienso en la respuesta; aquella
solitaria lágrima sigue su camino.”
-Una mano aparece de la nada, recogiendo aquella solitaria
lagrima que refleja una luz en el espacio en un lugar tan amplio y en un ser
carente de ellas. Se aproxima con cada uno de sus pasos tratando de esconder
aquel lamento casi humano que la llevo a un encuentro con el desconocido, pensaba
que tal vez no era yo a quien sus pasos dirigía.
“Y quiero detenerla, y quiero retenerla,
Pues no quiero llorar…
¿Por qué quiero que el orgullo sea más fuerte…?”
-A menos de 5 pasos detuviste tu caminar, alce la mirada
para toparme a tu rostro; casi cubierto, bastante angelical, pero un poco
triste que al apreciarte más y más solo pude amar a la nostalgia y a la
soledad. Quería descubrir el resto de tu rostro y juro que así lo quise, pero
sabia que no era el momento de despertar de aquel sueño, aun no era el tiempo.
“Pero escurridiza, se abrió camino, escurridiza logró su
cometido.
Con todo un mar de recuerdos, recorrió aquel sendero;
terminando en mis labios, con unas palabras que siento, pero pronunciar
no quiero.”
-Trate de alzar vuelo, quería sentir de nuevo tu caricia
secando una lagrima más de mi mejilla, pero fue entonces cuando rodo una por la
tuya. Me permití el atrevimiento de secarla por ti. Un ser con actos tan nobles
como el tuyo no merecía soltar aquello de sus ojos de cristal. Delicadamente
detuviste mi mano, ahora lo entiendo; esa lagrima que brotaba de tus ojos no
era de nostalgia más bien era de felicidad.
“Realmente por ti es por quien lloro; y es a ti
a quien yo quiero…”
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