Reunión con Milo en Salinas.

En este entrada de diario deseo compartir mis ultimas experiencias en un viaje hecho a Salinas que aunque hayan sido por lo motivos equivocados era un viaje que en verdad necesitaba para reflexionar sobre ciertos asuntos y aunque todo salió producto de una decisión poco pensada, de un SI momentáneo y así siendo cerca de las 5 de la tarde un día domingo me estaba preparando para una nueva aventura.



Eran las 6 de la tarde y un primo me acompaño al terminal donde el hambre nos había atacado sin tregua; luego del respectivo cuarto de libra con queso en Mc Donald´s estaba listo para abordar mi transporte con destino a las playas ecuatorianas; nunca me había imaginado abrir así de rápido la temporada playera pero ahí me encontraba sentado en el asiento 14 “Pasillo” y solo en ese gran momento me estaba por dar con el asiento ya que para mi no tan grata sorpresa no había llevado ni un solo cuaderno para escribir, ni siquiera un pedazo de papel… las luces se apagaban en el bus y solo me quedo leer un par de anuncios mientras ponían la película del viaje la cual se llamaba “FireProft” la cual no me pareció del todo mala ya que tuvo sus momentos; como para un viaje estuvo muy bien y mas importante aun fue su mensaje. Por lo regular algo que me fascina de viajar de noche sea a la playa o a la sierra son las formas o figuras que toman los paisajes cuando hay una escases de luz, como por ejemplo el ir y venir de las olas del mar cuando apenas se puede ver es un bonito espectáculo visual y un tanto relajante.

Llevando ya como 2 horas de viaje me fije por unos letreros que me encontraba en “Libertad”, en un momento mas podría reunirme con mi amigo Emilio; el cual es uno de mis mejores amigos y que no lo veía hace ya un tiempo, el mismo tuvo la idea de reunirnos en Salinas y aprovechando que su papa tiene una casa allá no había mas que decidir para emprender el viaje; créanme si pudiera describir todos las aventuras que he pasado con mi hermano no bastarían todos las paginas de un libro para narrar todos esos momentos en los que nuestra amistad se fortaleció a un nivel en el cual hasta un momento de silencio puede ser cómodo así como de saber que piensa en otro antes de decirlo y mas importante aun el poder llamarnos hermanos de sangre. Este tipo de cercanía solo la he podido gozar con ciertas personas (muy pocas en realidad). Tenia en mente quedarme por el sector del Banco del Pichincha ya que por las indicaciones de Emilio es por donde quedaba su casa, para mala suerte mía el carro se detuvo a las 4 cuadras así que me toco caminar en las calles oscuras de Salinas siendo ya de tarde; luego de la reunión amistosa con mi amigo (golpes, apretones y llaves de lucha) nos pusimos en marcha hacia la casa de el y en el camino íbamos poniéndonos al día sobre algunos temas en particular, ya en su casa pude saludar al padre de Emilio que a los tiempos no lo veía; Después de cruzar algunas palabras afectuosas estaba como en mi casa y con todo a mi disposición para mi comodidad (es una suerte en verdad que un viajero pueda llegar a contar con tales beneficios xD). Entonces unos minutos después estábamos dispuestos a recorrer la ciudad la cual estaba un tanto tranquila, ósea tenia su movimiento pero estaba la noche bastante tranquila que en verdad daba placer poder caminar por el malecón tomando una cerveza y conversando.

Los temas de esa noche fueron bien variados y la ciudad tenia un atractivo único ya que no vi nada fuera de lo normal ya que desde que esa playa se lleno de pandilleros en las madrugadas y niños creídos en el día, Salinas para mi había dejado de ser una parada en mis viajes; Pero esa noche todo salió del todo bien. Sentados a orillas del malecón hablamos de temas súper importantes, así también como los motivos de mi viaje y el hablar de ese y otros temas me hizo sentir con nuevas fuerzas ya que luego entendí que la razón de mi viaje iba mas allá de una huida de la ciudad y de hablar de mis problemas, ese algo especial lo comprendí cuando ya me encontraba en Guayaquil.